viernes, 28 de enero de 2011

16ª Pregunta: Estás loco ¿quién intenta matarte?

1º.- Quién la hace y por qué

Son peregrinos que han subido a Jerusalén a celebrar la fiesta de las Chozas y encuentran a Jesús enseñando en el templo. Han presenciado u oído la curación que Jesús ha hecho al paralítico que estaba junto a la piscina cerca de la puerta Ovejera.

Son gente que está un tanto desconcertada por lo que unos dicen de Jesús y otros contradicen. Pero, especialmente, por la actitud de los dirigentes del templo. Tras la curación del paralítico, y haberle mandado Jesús cargar con su camilla y marcharse en día de sábado, no lo pueden tolerar. "Ésta fue la razón de que los dirigentes judíos empezaran a perseguir a Jesús que hacia aquellas cosas en sábado” Ante esto les entraban a los dirigentes más ganas de matarlo porque no sólo abolía el sábado, sino además, diciendo que Dios era Padre suyo, se hacía igual a Dios" (5,16-18).

Estos peregrinos, aunque discutían entre ellos sobre Jesús, le admiran por lo que dice pero, sobre todo, por lo que hace, especialmente la curación de ese paralítico. No entienden la actitud de sus dirigentes. Estos desean hasta matarlo, pero ellos no. Por eso la pregunta ¿quién intenta matarte? Respetan a sus dirigentes, no comprenden que Jesús les acuse de no cumplir la ley de Moisés y de querer matarlo. Pero ven en Jesús a un hombre bueno capaz de hacer curaciones. De aquí su desorientación y que piensen que Jesús exagera.

La forma de hacer la pregunta anteponiendo el "estás loco" indica con toda claridad la desorientación que padecen pero también su ignorancia. Ellos son peregrinos y no están al corriente de lo sucedido con anterioridad, desde la expulsión de los vendedores del templo. Ya allí habían sentenciado a Jesús y ahora, curando en sábado, llovía sobre mojado porque desautoriza ante el pueblo a sus dirigentes, a quienes ellos por lo menos respetan. Si fueran habitantes de Jerusalén estarían al corriente. De aquí la extrañeza de lo que Jesús dice de ellos y también de que estos puedan tener una actitud tan radical sobre Él. El "estás loco" no es ningún insulto, es como decirle "no seas exagerado ¿quién va querer hacerte daño?”. Al mismo tiempo muestran la confianza que tienen en los dirigentes del templo ¿cómo van a hacer una cosa así con un hombre al que admiran?

La causa de la pregunta está por tanto en lo que Jesús dice de los dirigentes, que no cumplen la ley y en la curación del paralítico. Lo primero les cuesta trabajo creerlo a estos peregrinos y, lo segundo les admira aunque no entiendan por qué lo ha hecho en sábado. Todo ello dentro de toda una historia que muestra la tensión cada vez más acentuada entre Jesús y los dirigentes, que condena a la inseguridad a Jesús siempre que sube a Jerusalén.

2º.- Qué revela y provoca

Lo primero que pone de manifiesto la pregunta es el fanatismo de los dirigentes político-religiosos del templo. Están dominados por una fe convertida en ideología y corrompida por sus intereses, entre ellos y muy principalmente, el dominio que ejerce esa ideología fanática sobre la gente sencilla haciéndoles perder todo sentido crítico ante la actitud de sus dirigentes respecto de Jesús. Manifiesta su alienación, viven sometidos a su ideología y, además, agradecidos, tratan de justificarlos o, al menos, disculparlos. Si no estuvieran dominados, les bastaría abrir los ojos para darse cuenta de que Jesús tiene razón y sus dirigentes no. Ellos no cumplen la ley sabática porque practican la circuncisión en sábado y acusan a Jesús de no cumplirla porque ha curado al paralítico en sábado.

Ellos se quedan en una simple acusación sobre un hecho puntual. Pero Jesús ha ido mucho más allá con esa curación que ha escandalizado a los dirigentes, pues manda al paralítico que coja su camilla y, cargándosela, eche a andar (5,9). No es una provocación, es la realización concreta de lo que dirá en otra ocasión "que no es el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre” (Mc.2, 27-28). Aquí no hay un simple enfrentamiento, sino una verdadera sustitución de la institución judía del sábado por la persona misma de Jesús “que es Señor, también, del sábado" (Mt. 18,8). Él está por encima por eso puede mandar a otros que carguen con su camilla. Él, como el Padre, no conoce descanso alguno hasta lograr que los hombres lleguemos a nuestra plenitud, es decir, a la plena realización de su proyecto. Es en Jesús donde el hombre encuentra su realización no en el cumplimiento de la ley. Levantando al paralítico lo libera de su pasado de muerte -toma tu camilla- y echa a andar, es decir, encara libremente el futuro.

Es esto lo que revela la situación y lo que provoca la radicalización y obs­tinación de los dirigentes disculpada por los peregrinos, también la división entre estos, unos a favor y otros, no superando su alienación, en contra de Él.

3º.- La respuesta de Jesús

 La réplica de Jesús se fundamenta en lo que ha originado el altercado con los dirigentes: "Les replicó Jesús: una sola cosa hice, y todos, venga aspavientos" (7,21). Y establece una comparación con Moisés a quién ellos siguen. Moisés estableció la circuncisión, en realidad es anterior a él (Gen. 17, 10), al octavo día. Para realizarla, si coincidía en sábado, dominaba el precepto sobre la obligación del descanso sabático. Era una excepción que siempre se hacía y era admitida por las autoridades del templo. Si ellos hacían esta excepción ¿por qué Jesús no podía hacerla? Ni captan el sentido de la circuncisión, ni descubren la profundidad de lo que Jesús ha hecho. No perciben que, a través de la liberación de un miembro, se sella la alianza con el autor de la Promesa, el Dios liberador del hombre. Pero la acción de Jesús va más allá, es la liberación del hombre entero, donde tiene que ser reconocida la obra salvadora de Dios: "como ves estás sano, no vuelvas a pecar" (5,14) ... Jesús inserta la curación del hombre en la acción creadora permanente de Dios a quién llama su Padre : "Mi Padre, hasta el presente sigue trabajando y yo también trabajo" (5,17). Ellos circuncidan en sábado para cumplir la ley "y os indignáis conmigo porque en sábado le di la salud a un hombre entero” (7,23-24). ¿Qué es más importante la parte –circuncisión- o el todo, la salvación?

Además no se fijan en lo que el hecho está diciendo de Jesús. Unos si pero otros no. “Este es realmente el profeta, "es el Mesías" (7, 40-41) dicen unos. Otros creen que conocen a Jesús: "éste sabemos de dónde viene" (7,27) y se preguntan: “¿es que el Mesías va a venir de Galilea?” (7,47). Todo lo cual da pie a Jesús para mostrar su verdadera condición, exigiéndoles "que no juzguen superficialmente sino que den la sentencia justa" (7,24). Su misión y su procedencia está en el Padre. Ellos, con sus teorías y tradiciones interpretadas por su ideología, no podían comprender. Dios está siempre por encima de todo esto y nadie puede marcarle la pauta y las condiciones de su actuación. La cual está siempre en beneficio del hombre. Ellos no conocen al Padre, solamente el Hijo y quienes se adhieren e identifican con Él. Ellos son hijos de Abraham, de Moisés, de David, de los profetas, etc. Cuando obran de buena fe, cuando obran de mala fe son hijos de Satanás, ese es su Padre (8,48). Aquellos fueron servidores fieles de Dios que se movían dentro de su Promesa y Alianza, es decir, de lo que era preparación para el cumplimiento de la misma. Cuando ésta ha llegado a su término, cesa la Promesa y comienza su realización. Pero ni Abraham, ni Moisés, ni los profetas... son quién para indicarle o condicionar cómo será esa realización que estará toda ella en beneficio del hombre. Por eso el Hijo obra como el Padre, trabajando y procurando la salud integral del hombre, no sólo en éste caso sino en todas sus actuaciones.

4º.- Quiénes harían hoy esta pregunta

Se la hacen quienes directamente no atacan a Jesús, incluso lo alaban, pero lo quieren lejos. Que no influya en sus actos, sus ideologías, sus costumbres y vida, etc. Ni en el plano personal ni social. Lo admiran pero, al mismo tiempo, tratan de hacerlo compatible con otras admiraciones y pseudovalores a los que se deben por costumbre, tradiciones personales o familiares, profesionales, etc. Se asombran de que alguien quiera hacerle daño ofendiéndole, pero su vida corre al margen de la fidelidad a Jesús porque les dominan otras fidelidades.

Esta actitud se observa hoy lo mismo en el plano político que en el social, en el educativo o el sanitario, en el profesional que en el económico. Es una actitud sibilina ¿quién se mete con Él, estáis locos, quién quiere matarlo? Aparentemente se mantiene el respeto a su imagen y las costumbres religiosas del pueblo, pero, a la hora de legislar, de juzgar, de tener un comportamiento moral consecuente, se le mata. Unas veces intencionadamente por motivos sórdidos que nada tienen que ver ni con el bien común ni con ningún progreso. Otras porque se quieren hacer compatibles ambas cosas, por una parte el respeto a lo que representa, y hasta se le admira, y, por otra, se defiende e impone aquello que hace imposible no ya su presencia e influencia sino la admiración y el respeto.

Si, además, tenemos en cuenta que la voluntad de Dios, realizada en y por Jesús, es siempre no en beneficio suyo sino del hombre, aquí la desorientación y el fanatismo es manifiesto. Todos suelen decir que todo lo hacen por el bien común de los ciudadanos -no suelen decir de las personas- pero ese pretendido bien común no alcanza a todos los sectores y grupos de ciudadanos; se exalta el derecho individual pero no se le concede a minorías a las que, por ejemplo, se les impide nacer, o vivir como personas o poder sentirse libres ante un sistema o unas estructuras políticas o económicas o sociales que se lo impiden. No es el hombre quién está en el centro de la preocupación de estos que admiran a Jesús pero desde lejos. Ni la necesidad humana es prioritaria en cualquier orden. Es el bien de un sistema, con unos intereses aparejados que alienan al hombre, les impide ser críticos y les hace dimitir de su dignidad y su libertad.

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