Ve a una mujer encorvada
Ve a una mujer encorvada “que estaba
enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada sin poderse enderezar”
(Lc. 13, 10-14). A la visión
siguió la llamada, “al verla la llamó”
y a esta siguió la curación. Siempre que fija su mirada en alguien que está
necesitado sucede el prodigio. Los dirigentes judíos se indignan porque lo ha
hecho en sábado, pero para Jesús está antes la necesidad de la persona que el
precepto del sábado.
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