Alzando los ojos vio a los ricos
Alzando los ojos vio a los ricos que echaban donativos en el cepillo del
templo (Lc. 21, 1). Era un
contraste ver a estos que echaban de lo que les sobraba porque vio también “a una viuda necesitada que echaba unos
cuartos, lo que tenía para vivir”. Con su mirada viene el rechazo de
aquellos porque a Dios no se le dan sobras, aunque sean espléndidas, y la
aprobación de lo que ésta ha entendido que Dios merece. Son totalidades porque
es uno y sólo Dios, no tiene que compartir con nadie, por eso se le debe amar
sobre todas las cosas.
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