Al ver a la viuda de Naim
Al ver a la viuda de Naim sintió lástima de ella pues iban a enterrar a su
hijo único. Era toda la esperanza de aquella mujer en su condición de mujer y
de viuda, la que se le había derrumbado. Jesús la vio, y en aquella mirada,
contempló no sólo el hecho y las condiciones habituales en cualquier entierro.
No. Vio mucho más, la tragedia de aquella mujer y el desamparo en que quedaba.
La vista le llevó a la lástima y esta, a la resucitación del joven muerto.
Jesús se lo entregó a su madre (Lc. 7, 11-17).
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