Mira a Pedro
Lo mira cuando Andrés se lo presenta Jesús: “y se lo presentó a Jesús. Jesús se le quedó mirando”, ¿qué
descubrió en Pedro? Quizá podamos adivinarlo por el mote que le pone después de
mirarlo: “Tu eres Simón, hijo de Juan; tú
te llamarás Cefas (que significa piedra)” (Jn. 1, 42). Posiblemente que era un hombre fuerte del que podía
fiarse, pero que también era, como luego demostraría, muy testarudo.
Más tarde lo volverá a mirar: “El
Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro” (Lc. 22, 61). Había cantado un gallo y Pedro se acordó de lo que le había advertido
Jesús “y saliendo fuera lloró amargamente”.
Aquella mirada no le condenaba por su traición, iba cargada de ternura hacia el
discípulo, cabezota y entrometido, pero muy querido. Pedro sintió en aquella
mirada toda la ternura del amor que Jesús le tenía. La consecuencia lo está
diciendo, lloró amargamente.
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