martes, 2 de abril de 2013

III. Contemplación


El autor de la 1ª Carta de Juan nos muestra a un discípulo que ha aprendido a mirar como miraba Jesús. Siempre hacia el interior de las personas y, en este caso, hacia el interior de Jesús. En Él contempla pues ha visto, oído y palpado la Palabra, ésta se ha manifestado en la vida y es esta vida la que se les ha manifestado a los que han visto la Palabra que, hecha vida, han podido palparla con sus manos. Y es lo que ha visto y oído lo que es testimoniado y anunciado “para que vosotros compartáis con nosotros y nuestro compartir lo es con el Padre y con su Hijo Jesús Mesías”
____________________________
Ser mirados reclama, en reciprocidad, mirar a quien nos mira y comunicar a todos lo que en Él hemos visto “para que nuestra alegría llegue a su colmo”.

Lo que existía desde el principio,
lo que hemos oído,
lo que han visto nuestros ojos,
lo que  contemplamos y palparon nuestras manos
acerca de la Palabra, que es la vida,
-porque la vida se ha manifestado,
la hemos visto, damos testimonio
y os anunciamos la vida definitiva,
la que se dirigía al Padre
y se ha manifestado a nosotros-
Eso que hemos visto y oído
os lo anunciamos también a vosotros
para que vosotros lo compartáis con nosotros;
y nuestro compartir
lo es con el Padre y con su Hijo, Jesús Mesías.
Os escribimos esto
para que nuestra alegría llegue a su colmo. (1ª Jn. 1, 1-4)
_________________________

No hay comentarios: