martes, 2 de abril de 2013

II.- Jesús también mira (3e3)


Vio dos barcas junto a la orilla
(Mc. 5, 2). Subió a una de ellas que era de Simón. A la vista de las barcas siguió el disponer de ellas para hablar desde allí a la gente y, después, ponerlas a pescar sacando una gran abundancia de peces. La vista de las barcas era visión de quienes las poseían, los pescadores. El éxito de la pesca, precedida de la enseñanza desde la barca, prepara lograr que Pedro se convierta en pescador de hombres después de reconocer humildemente que no merece la cercanía de Jesús, ni los frutos de la misma. Era lo que tenían estos pescadores y de lo que vivían. Las barcas fueron el reclamo para que Jesús se fijara en ellos. Y ellos, dejándolo todo, le siguieron haciéndose pescadores de hombres (Lc. 5, 10).

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