miércoles, 5 de diciembre de 2012

II. SACERDOTES. Libres para servir (2)


PRIMERA  PARTE
En ella tratamos de descubrir lo que de un modo acrítico, se entiende por disponibilidad y, desde ahí, buscamos sus elementos integrantes. Lo que nos permitirá ir viendo qué debe comprenderse en tal concepto y qué no debe entenderse comprendido en el mismo.
I. Qué es disponibilidad.
a) Si acudimos al diccionario (1) nos encontramos con varias acepciones del término: cualidad o condición de disponible, situación de los funcionarios públicos que se hallan temporalmente sin empleo en espera de que se les destine y, utilizado más en plural, conjunto de fondos o bienes disponibles en un momento dado.
Si tenemos en cuenta que por disponible se entiende "todo aquello de que se puede disponer libremente o de lo que está pronto a usarse o utilizarse", es claro que según el mismo diccionario, la palabra es desafortunada para expresar la realidad que se pretende. Tener la cualidad de disponible sería tanto como quedar rebajados a la categoría de cosas, prontos a ser usados o utilizados por alguien. Un contraste con la dignidad que la tradición eclesial reconoce a la persona, descalifica ésta forma de entenderla. Tampoco somos funcionarios en expectativa de destino, pues, obtenido el mismo, dejaríamos de estar disponibles. Entenderla como disponibilidades sería una invitación a la acumulación, completamente contraria a las actitudes que deben tener los seguidores del Reino. (2)
Por tanto, el diccionario no nos ayuda gran cosa para encontrar lo que  tratamos de decir con esa palabra.
b) Según la situación que origina éste interés. Es una situación difícil por la profundidad del cambio que vivimos y su complejidad, por la necesidad de poner en juego todo el dinamismo eclesial en función de una evangelización seria y profunda, que oriente el cambio dándole toda su hondura y ponga las bases de un futuro inmediato, por la diversificación que la evangelización exige si quiere responder a la complejidad de la situación, porque somos pocos y la mayoría muy mayores. En ésta situación, hablar de disponibilidad es lo mismo que decir "estar dispuestos a evangelizar como la situación requiere" (3). No entramos ahora en contenidos que posteriormente se irán explicitando.
c) Según el sentir común cristiano a los sacerdotes se nos identifica siempre por el servicio. Hasta los marginados cuando acuden a nosotros en su necesidad nos lo dicen sin miramientos: "ustedes están para eso. Para servir". Es curioso que ni en el Concilio ni en la literatura religiosa se utilice generalmente la palabra disponibilidad referida a los presbíteros (4) y, sin embargo, sí que emplean con profusión la palabra servicio (5). Si a esto añadimos lo que inmediatamente se nos viene a la cabeza cuando nos dicen disponibilidad, y es libertad —no estar atado a nada ni a nadie que nos impida el servicio— nos atreveríamos a decir que lo que, corrientemente, suele entenderse con la palabra disponibilidad es que seamos libres y estemos libres para servir. Creo que es esto lo que llana y simplemente está tras dicho término. Un sacerdote debe estar dispuesto para el servicio del Pueblo de Dios y esto es imposible si está atado, debe estar libre para dicho servicio. Es tan fundamental en el sacerdote (6) que en función de ese servicio al Pueblo de Dios tiene sentido su ascética, su espiritualidad y su vida toda y, sin éste servicio, no tiene sentido el sacerdocio secular mismo.
No entramos, ahora, en más detalle. Solamente queríamos descubrir lo que subyace en el término según este sentir espontáneo y acrítico que sugiere la palabra disponibilidad.
NOTAS.—
1.- Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
2.- Mt.19, 16-30; Mc.10, 17-31; Lc.18, 18-30...
3.- Ponencia asumida por el consejo Presbiteral en Mayo 93.
4.- Nos referimos al concepto, muy secular, aunque su contenido lo encontramos, como se irá viendo a lo largo de esta reflexión en otros pertenecientes a la rica tradición eclesial como: prontitud, seguimiento, obediencia, abandono, corresponsabilidad, etc. etc.
5.- LG.18a, 24a. El mismo hecho de llamarlo ministerio pastoral.
6.- LG.10; PO.3.

No hay comentarios: