lunes, 13 de junio de 2011

TIEMPOS DIFÍCILES

 
Tienes en tus manos, Señor, el puñado de nuestros tiempos. Muchos tiempos que Tú ves en una sola mirada. La frase de Teresa de Jesús, una mala noche en una mala posada, es la verdad de quien, desde ti, ve su tiempo. Pero nosotros no queremos ver las cosas desde ti. Las vemos desde nosotros y entonces nuestro tiempo se convierte en absoluto que hay que vivir hasta el último segundo como si fuera definitivo, que hay que cargar de tal intensidad como si en cada instante viviéramos toda nuestra historia y en toda su profundidad. Los tiempos, los siglos, las generaciones, el largo devenir con sus avances y retrocesos, todo lo porvenir, queda fijado como pasado o futuro, pero no nos interesa más que el presente, nuestro presente, el mío y el de aquellos que lo comparten.

Y el presente nos asfixia, Señor, y decimos que corren malos tiempos. Si tu bondad te lo permitiera, seguro que te reirías de nosotros. Nuestra necedad nos la ha jugado al encerrarnos en esta esfera de nuestro tiempo y no respirar los tiempos y la eternidad que los hace definitivos. Por eso, Señor, sin más visión ni más profundidad nos atareamos queriendo respirar hasta el límite el poco oxígeno que en nuestra esfera temporal hemos atrapado. Y nos asfixiamos. Como si no hubiera más historia, más mundo, más plenitud, como si se hubiera y agotado tu promesa, como si nuestro tiempo no fuera parte de una inmensa sucesión abocada a ti.

Y lo queremos arreglar todo y solucionarlo. Y nos impacientamos cuando no podemos dar respuesta ni solucionar nada. Y unos van en un hesitar humano de acá para allá, como hormigas hacendosas en un monumental hormiguero cerrado. Otros, al no poder con tanto o no poder solucionarlo todo, se deprimen echándose en brazos de una pereza enfermiza que les impide hacer algo. Otros, desentendidos de lo que inmediatamente no pueden abarcar, se dedican a vivir entusiásticamente lo presente pasando de todo compromiso. Todos, Señor, lo queremos todo aquí y ahora y con el menor esfuerzo. ¿Corren malos tiempos?

Si aislamos una parte en la sucesión del tiempo y la tomamos como la definitiva, prescindiendo de las demás y de ti, ciertamente son malos tiempos. Han cambiado muchas cosas pero, sobre todo, hemos cambiado los hombres, desde luego en nuestra relación contigo. Hoy es más difícil hablar de ti y, mucho más, llegar a una relación profunda contigo. Al vivir encerrados en nuestro tiempo y querer soluciones inmediatas, perdemos de vista la historia pasada y lo que traerá la futura. ¿Fue siempre fácil hablar de ti?, ¿Y la gente se convertía y te eran incondicionales?, ¿No hubo tiempos de silencio y hasta de rechazo de ti y de tus cosas?, ¿Y los tiempos fáciles no fueron precedidos de los difíciles donde se hizo buena siembra?, ¿Y si hoy, encerrados en lo inmediato, no nos dedicamos a sembrar, como será el tiempo siguiente?

Por eso, Señor, desde éste, mi tiempo, dirijo mi mirada a ti. No sé si es más difícil que otros o que lo hacemos así nosotros porque lo absolutizamos y en él nuestra tarea y obras. Como si Tú no contaras, como si estuvieras desentendido, como si a ti no te preocupara, como si tu amor se hubiera desvanecido. Y yo sé que no es así. Yo sé que estás queriendo de nosotros, de mí, otras cosas. Desde luego tengo la certeza de que éste es tu tiempo como lo han sido y lo serán todos los demás. También tengo la sospecha de que no te dejamos ser Dios, queremos aprisionarte en nuestro tiempo y que hagas lo que nosotros queremos. Tú tienes tu ámbito, mucho más amplio de a dónde podemos llegar nosotros. Cada corazón humano es campo de tu siembra. Tú solo sabes lo que en esa profundidad acontece y en qué medida cada hombre da respuesta. Nosotros queremos conocerla, hacemos planes, señalamos plazos y buscamos su eficacia inmediata. En el fondo, Señor, creo que muchas veces en quien confiamos no es en ti ni en la fuerza de tu mensaje. La prisa de la eficacia no nos deja paciencia ignorando el lento proceso del desarrollo de la semilla que has puesto en cada tierra. Es en cada hombre de cada tiempo donde se hace la siembra. Cosecha y siembra no son simultáneas, entre una y otras sucede un tiempo de tensa espera.


No hay comentarios: