martes, 22 de marzo de 2011

2.II. Un beso al altar


(APUNTES SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LA MISA)

Es lo primero que hace el sacerdote al comenzar la celebración, besar el altar. Varias cosas debemos resaltar y lo hacemos porque casi siempre la rutina lo trivializa. En primer lugar es el significado del altar. Ya en el A. Testamento el altar se erigía en memoria de alguna manifestación de Dios (Gn. 12, 7) y sobre el que se ofrecían sacrificios (Ex. 20, 24-25). En el N. Testamento es Jesús mismo el altar del nuevo templo (Hbr. 13, 10). Como incansablemente se repite en la liturgia, Cristo es el sacerdote, la victima y el altar (Prefacio V pascual) .Por tanto no es un gesto rutinario besar el altar sabiendo lo que este significa.

En segundo lugar lo hace el sacerdote. Es quién preside la asamblea y actúa en su nombre. El gesto de besar el altar no es meramente individual que hace el sacerdote por devoción o mero cumplimiento del rito. A través de él es toda la asamblea la que da ese beso.

En tercer lugar es de tal trascendencia lo que se va a hacer en la celebración que no hay otro gesto más idóneo que el beso para mostrar al Señor toda la ternura de nuestro amor. El beso es la expresión de la ternura. Nuestro amor a Jesús, al hacer su Memoria, que es la expresión más radical de su amor por nosotros, lo expresamos a través del sacerdote con la mejor expresión del amor que es la ternura de un beso.

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