martes, 22 de febrero de 2011

34ª Pregunta: Señor ¿a qué se debe que nos vayas a manifestar tu persona y al mundo no?


1º.- Quién la hace y por qué 

La pregunta la hace Judas. Es uno de los doce, no el traidor, pero representa la mentalidad común de los discípulos. Esa mentalidad no comprende cómo Jesús se vaya a manifestar sólo a ellos, es decir, a las personas, no haciéndolo a todo el mundo, en manifestaciones estruen­dosas, más propias del Mesías nacionalista descendiente de David que el Mesías verdadero que representa Jesús. 

Ellos han seguido a Jesús, pero su adhesión no ha terminado aún en una identificación-comunión con su persona y su misión. Por eso no pueden comprender que la raíz de la manifestación no está en otra cosa que en la identificación con Jesús. Ésta es la consecuencia de un seguimiento verdadero. Ellos están en ese camino, han optado por Jesús y le dan su adhesión por eso ellos recibirán su revelación. El mundo no puede recibirla porque ni le ha dado su adhesión, ni ha hecho seguimiento alguno. 

Lo que resulta un tanto incomprensible es que, después de todo lo que llevan recorrido con Jesús, su adhesión y su incipiente seguimiento, todavía no hayan descubierto la calidad de lo que están viviendo con Jesús aunque están sólo en los comienzos de su seguimiento. 

2º.- Qué revela y provoca 

No se puede olvidar que la pregunta está hecha en un clima de despedida. Esto entristece a los discípulos y, supuesta la mentalidad dominante en ellos, los llena de temores si Jesús se marcha. ¿Cuál es la razón de que no se manifieste al mundo, confiándolo sólo a lo personal? Ellos quieren la manifestación al mundo y por eso preguntan por la causa de que esto no vaya a suceder. 

No entienden que si fruto del seguimiento hay una identificación con Jesús, y Él es el Consagrado, el Ungido con la plenitud del Espíritu, que es el Amor del Padre y del Hijo, esa identidad asimila esa presencia y la vive, porque el Amor produce siempre la Vida. Por eso no tienen por qué temer si Jesús se marcha porque no los deja solos, están unidos a Él porque tienen su Espíritu y su Vida. Él les comunicará todo y les explicará todo lo que Jesús les ha mostrado. 

Esto afecta directamente a las personas, descansa sobre una elección que es personal y sobre una respuesta que también es personal, pues tiene que ser libre y nadie puede sustituir a quién tiene que darla, ni grupo, ni comunidad, ni colectivo, ni otra persona. Por eso el mundo no recibe la comunicación del Espíritu, ni puede responder de lo que no puede recibir. Los discípulos sí. Pero cabe también, como se ha mostrado en Judas y en Pedro, que haya, fruto de una elección personal, una pertenencia al grupo de seguidores, pero esto no garantiza ni la adhesión, ni el seguimiento, que siempre son personales. 

Las palabras de Jesús y la promesa que les hace del Espíritu -que son el motivo de la pregunta- muestran a los discípulos una conciencia clara de por qué los eligió Jesús -según Mc. (3,14-15) "para que fueran sus compañeros y para enviarlos a predicar"- a quienes el Espíritu conducirá a ser sus testigos, porque han tenido la experiencia de Jesús, cosa que no tendrán otros seguidores y, desde luego, el mundo. De hecho, cuando se trate de la sustitución de Judas, se buscará a uno que tenga esa experiencia (Hech 1, 21-22). 

3º.-La respuesta de Jesús 

Lo primero que hace es quitarles esa preocupación por el futuro:"no estéis agitados ni tengáis miedo... me voy para volver" (14,28), después les indica que no van a estar solos porque tendrán su Espíritu "el abogado que os enviará el Padre cuando aleguéis mi nombre, el Espíritu Santo, ése os lo enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo os he dicho" (14,26). Éste provocará la comunión con Él lo que los hará morada suya y del Padre: “Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo amará y los dos nos vendremos con él y viviremos con él" (14,23-24). Con esto Jesús responde adecuadamente a lo que se le pregunta. Es todo esto lo que está contenido en su elección y lo que va a ser su experiencia de compañeros de Jesús. Que no se acabará con su marcha sino que los acompañará siempre. 

4º.- Quién haría hoy esta pregunta 

Es una pregunta que se hacen hoy muchos creyentes ante el catolicismo popular -no la religiosidad popular que es distinto- tal y como es vivido en nuestra sociedad. Ver a qué ha conducido, por ejemplo en la práctica sacramental de nuestras parroquias -bautizos, primeras comuniones, bodas-... o en las manifestaciones de religiosidad externa –cofradías, romerías, procesiones-... donde todo o casi todo de lo que se encuentra en la respuesta de Jesús, ni se tiene en cuenta, ni se vive, ni se celebra. Interesa la brillantez del espectáculo, superar el pasado, cumplir una tradición, estar por encima de otras similares... Es verdaderamente sorprendente cómo se ha potenciado este tipo de religiosidad que no afecta a lo personal más que periféricamente. A veces hasta haciéndola compatible con lo que en la vida ordinaria y pública se opone al mismo evangelio. Aquí no hay revelación -es el ritual de las repeticiones- ni para ellos ni para el mundo. 

Sin embargo, los hay también que se sienten angustiados porque, comparados estos tiempos con los del nacional-catolicismo, la Iglesia ya no convoca grandes manifestaciones religiosas, ni reúne multitudes y ha abandonado prácticas que antes congregaban masas. Algunos incluso tratan de perpetuar las que quedan, e incluso tratan de crear otras que puedan sustituirlas, o recuperar la influencia masiva perdida. Los hay también que frente a todo esto, lo que valoran y siguen no es lo personal sino lo individual. Una vivencia personal, una respuesta personal de quién se adhiere al Señor y quiere seguirle, conduce siempre a la comunidad. Estos no, hasta les fastidia lo comunitario, por eso se refugian en su individualismo y ni se preguntan ni se dejan interpelar por quienes tienen su misma fe y quieren crecer en su seguimiento. No valoran su identidad, si están unidos a Cristo lo están a todos con los que Él está unido, ni tampoco su pertenencia a la comunidad creyente, donde se conoce al Señor por su nombre, se le escucha, se le acepta y se le sigue. Por eso es a ella a la que se manifiesta su persona, no al mundo. Lo personal, no lo individual, conduce siempre a lo comunitario y lo comunitario, no lo simplemente colectivo, conduce siempre a lo personal.
 

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