martes, 22 de febrero de 2011

33ª Pregunta: Señor, no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?

1º.-Quién la hace y por qué 

Es Tomás, uno de los discípulos que, lo mismo que Pedro, estará dispuesto a dar la vida por Jesús. De hecho cuando Jesús decidió volver a Judea, donde estaba sentenciado, para atender la llamada de las hermanas de Lázaro, enfermo, es el discípulo que invita a los demás a acompañar a Jesús hasta en la muerte: "Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a sus compañeros: vamos también nosotros a morir con Él” (11,16). Es el mismo también que, después de la resurrección no aceptará el testimonio de la comunidad y querrá una demostración personal de la misma. 

La pregunta la origina el desconcierto que padece este discípulo. Jesús les está diciendo que va a la casa del Padre a prepararles sitio y que luego volverá y los llevará con Él, ya que es una mansión con muchas estancias. Ellos conocen ya el camino. ¿Cómo es que Tomás pregunta sobre lo mismo, ignorando lo que Jesús ha dicho o como si no lo hubiera oído? La impresión que da es de estar en otra onda distinta de la de Jesús. ¿Qué se entiende por casa del Padre con muchas estancias?, ¿qué por voy a prepararos sitio? Es ahí donde radica el mal entendimiento, la ignorancia y la incomprensión. Para Jesús no se trata, ciertamente, de ningún edificio. La casa del Padre es el hogar, donde se vive la filiación y el amor, es decir, la intimidad de Dios. Y el camino para tener esa intimidad es Él mismo. Esto es lo que les ha querido mostrar, pero Tomás no lo ha entendido así. Él se mueve más en la onda de Pedro, con algo aún más grave, porque Pedro piensa en su líder al que hay que defender, vaya donde vaya, pero para Tomás es el líder el que va a morir, con lo que todo se va a acabar, porque una vez muerto ¿A dónde se va a marchar?, ¿y qué camino debe tomar? Con la muerte se acaba la marcha y el camino. Entiende la muerte como algo definitivo, que va a decidir el desenlace de la vida de Jesús, diciendo sobre Él la última palabra, no como un tránsito. 

2º.- Qué revela y provoca 

Tomás vive el presente, está atrapado por lo que vive en ese momento. No saber a dónde marcha Jesús es no haber entendido ni de dónde viene ni a donde va, es quedarse en un presente sin salida alguna. Lo cual manifiesta que, ciertamente, se puede ser discípulo y seguir al maestro, pero sin identificarse plenamente con él. Cuando Jesús muestra la hondura de su vida y destino les produce desconcierto. Por eso ha iniciado esta parte de la conversación con ellos -después de anunciar la traición de Pedro- diciéndoles : “No estéis agitados, fiaos de Dios y fiaos de mi" (14,1). 

No perciben que el camino es Jesucristo, que es la Vida en el presente y en su desenlace. Al ser Él mismo es una Vida de tal calidad, que está por encima de la muerte. Su fin no es la liquidación sino la plenitud de la vida donde culmina el camino. Ellos no tienen claro algo que Jesús se ha cuidado mucho de revelar: que el único camino de acceso a Dios Pa­dre es Él. Y ahora se lo recuerda a sus discípulos: "Nadie se acerca al Padre sino por mi; si me conocéis a mi conoceréis a mi Padre” (14,6-7) ¿Conocen a Jesús?. Pues parece que no, porque a continuación Felipe le pide: "Señor, preséntanos al Padre, con eso nos basta" (14,8). Realmente no conocen a Jesús. Es decir, conviven con Él, saben de Él muchas cosas, han recibido su ejemplo y sus enseñanzas… pero todo esto no ha llegado a "conocimiento", que bíblicamente expresa tener experiencia de ello. La razón está en que no están identificados con Él. Ni lo están en su vida ni lo estarán en su muerte. Si estuvieran en comunión con Él -que implica no sólo adhesión sino también identificación- no podrían decir que no saben a dónde va, pues sabrían de donde ha venido y para qué. Es más ni les preocuparía lo más mínimo donde va a concluir el camino. Si no hay otro camino que Él y todo camino tiene final, el de Jesús que es Él mismo no tiene otro término que Él mismo, que es la Vida. No identificarse, estar en plena comunión, con Él les hace vivir encerrados en el presente sin saber de dónde se viene ni a donde se va, pensar que el camino se va a acabar al terminar la trayectoria humana de Jesús y, sucedida ésta, la muerte habrá dicho la palabra definitiva sobre Jesús y su proyecto. Todo lo cual muestra lo lejos que están de lo que Jesús expresa al decir que Él es el camino, la verdad y la vida. 

3º.- La respuesta de Jesús 

Es tajante: "yo soy el camino, la verdad y la vida "(14,6). No son tres realidades distintas y separadas. El camino y la verdad son conceptos relativos que están siempre referidos a alguien o a algo. En este caso el término absoluto, al que están referidos tanto el camino como la verdad, es la Vida. No en el sentido de que sean anteriores a la Vida y que conduzcan a ella, sino justamente al revés, el camino y la verdad son el indicador y el brillo de la Vida. Quién está identificado con la Vida, está en el camino auténtico y goza del esplendor de la verdad. Quién está identificado con Él -la Vida- se acerca al Padre, está en el camino correcto porque no hay otro camino de acceso al Padre que la Vida y le conoce porque " quién me ve a mí está viendo al Padre"(14,9). Tener la experiencia de la Vida -que es Cristo- es tener la experiencia de Dios. 

Si alguien duda de esta unión Padre-Hijo, donde conocer al Hijo es conocer al Padre, que mire a las obras; estas lo muestran de forma incuestionable: "es el Padre que está conmigo realizando sus obras... al menos dejaos convencer por las obras mismas" (14,10-11). El discípulo –identificado y en comunión con Jesús- aunque el mundo no le vea -conozca- debe tener la certeza de verle, tener su experiencia "vosotros si me veréis, pues de la vida que yo tengo viviréis también vosotros; aquel día conoceréis que yo estoy con el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros" (14,19-21). Esta unión permitirá a sus discípulos hacer sus mismas obras y aún mayores: "quién cree en mí hará obras como las mías y aún mayores" (14,13).La razón está en la identidad y la comunión de la Vida existente entre Jesús y los suyos. Jesús, porque es la Vida, está vivo y, además, en la plenitud de la Vida gloriosa. Es el mismo que tuvo una existencia histórica y que hoy sigue amando como entonces, identificado con el Padre, en la plena posesión del Espíritu. Pero que, ahora, por su condición gloriosa tan distinta de la nuestra, necesita de la mediación de sus discípulos para seguir haciendo las obras del Padre. Aquí y ahora está tan interesado como entonces por la salvación de los hombres y su felicidad plena. Entonces todo el proceso está cimentado y puede resumirse en llegar a la comunión con Él, mediante la adhesión a su persona, la identificación con Él y el seguimiento. Esta comunión realiza el acercamiento al Padre y la realización de sus obras, lo que nos permite no sólo saber sino experimentar a dónde conduce el camino y la verdad de la Vida que es Jesús y vivirla con Él. 

4º.- Quién haría hoy esta pregunta 

Es la pregunta de mucha gente desorientada en esta historia nuestra. No se cansan de preguntar agobiados por los problemas que les plantea esta sociedad. Quieren soluciones adecuadas, destinos fiables, ayudas auténticas para solucionar sus problemas... Ya no saben a dónde va Jesús, ni siquiera quién es o qué ofrece. Pero tampoco se preocupan de saberlo. Si se preocuparan de ello, descubrirían el camino fiable, la verdad que los libera de todo agobio y la Vida que les indica cómo y con quién identificarse para saber a donde tienen que marchar ellos. Algunos han reducido el deseo de Infinito y el anhelo de Absoluto que siente todo hombre a realidades y cosas perecederas, que conforme se van consiguiendo, van creando cada vez más y mayor insatisfacción, pues no pueden aplacar ese anhelo y deseo de Plenitud innato en el hombre. Algunos que han tenido un adoctrinamiento y quizá alguna experiencia cristiana, la quieren hacer compatible con sus egoísmos e intereses. Es como un intento de darle a Dios lo que, según ellos, es de Dios y al César, que son ellos y sus intereses, lo que, también según ellos, es del César. La consecuencia es que no les interesa realmente saber a donde va Jesús, con lo que tampoco pueden llegar a saber a donde y cómo tienen que ir ellos. Algunos llegan hasta a interesarse por Jesús en sus aspectos más históricos y llegan hasta la admiración por Él. Pero no han descubierto en Él al Hijo de Dios, identificado con su Padre y revelador de Él a los hombres. Que es el enviado como camino y verdad a estos para que vivan su Vida, entren en comunión con Él y así, haciendo las obras del Padre, logren para los demás y para ellos, la Vida definitiva que Jesús es como Señor Resucitado.
 

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