lunes, 17 de enero de 2011

2ª Pregunta: ¿De qué me conoces?

Tengo que hacerle una pregunta, Señor Jesucristo (2)

1º.- Quién la hace y por qué

La hace Natanael (1) a quién ha buscado Felipe que, a su vez, ha sido llamado por Jesús al llegar a Galilea. Es un personaje del que no se vuelve a hablar en todo el evangelio de Juan hasta el 21, 3, después de la resurrección de Jesús, cuando los discípulos salen con Pedro a pescar en el lago. Esta carencia de noticias sobre él ha llamado siempre la atención, mucho más teniendo en cuenta el elogio que Jesús hace de él cuando le es presentado por Felipe. Este silencio ha hecho que unos autores lo identifiquen con Bartolomé, otros con Mateo y la exégesis independiente crea que es una figura simbólica, utilizada por el evangelista, como tipo de aquellos israelitas fieles del A. Testamento que al recibir la Buena Noticia han aceptado a Jesús.

Figura como el de Caná de Galilea y es Felipe, de la misma procedencia, quien le comunica el encuentro tenido con Jesús y el reconocimiento en Él del Mesías en el que se cumplen las promesas. Pero Natanael es reacio, en principio, a aceptarlo, al indicarle Felipe que Jesús es de Nazaret, él que conoce la Escritura sabe que el origen del Mesías no está en Nazaret sino en Belén que era la creencia común. De aquí su sorpresa y su pregunta “¿de Nazaret puede salir algo bueno?”. Es decir, de allí no puede proceder el Mesías.

Cabe preguntarse por qué el evangelista presenta a Felipe, tras su encuentro con Jesús, buscando a Natanael. Por un lado siente la necesidad de comunicar lo que ha encontrado y ya está viviendo, como ha hecho Andrés con su hermano Pedro. Pero por qué busca a Natanael y la forma de presentar a Jesús ante éste nos da la explicación. Para Felipe. Jesús es el descrito por Moisés en la Ley y el anunciado por los profetas. Es decir, un continuador de la más pura tradición y la fe de los israelitas. Y Natanael es “un israelita de veras, en quien no hay falsedad”. Todo lo cual nos hace pensar que Natanael es un fiel auténtico del A. Testamento –ley y profetas- a quien Jesús se da a conocer no ya como un continuador de lo antiguo –como lo presenta Felipe y lo sigue Natanael en principio- sino como el mensajero de la Buena Noticia donde debe integrarse también lo antiguo, representado por Natanael, pues, “al no haber en él falsedad”, está en buena disposición para acoger lo nuevo.

La afirmación y elogio de Jesús son la causa de la pregunta de Natanael. Él no conocía a Jesús de nada por eso se sorprende de que Jesús le conozca. Para el evangelista, buen conocedor de la Escritura, no le sorprende que Jesús conozca a Natanael. Son innumerables los textos que nos hablan del conocimiento y amor que Dios tiene de cada uno de los hombres desde sus orígenes. “En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno Tú me sostenías” (Sal. 70, 6), “fuiste Tú quien me sacó del vientre… desde el vientre materno Tú eres mi Dios” (Sal. 22, 10-11). Es su conocimiento – amor el que está en el origen de cada persona. Reconocer esto en Jesús de Nazaret, que Él nos conoce antes de que le conozcamos, es lo mismo que confesar que es el Hijo de Dios. Pero Natanael, por ahora, no llega a esta confesión de fe. Necesitará las palabras siguientes de Jesús, respuesta a su pregunta, para poder confesarlo. El Israel fiel, a quien Natanael representa, tendrá que acercarse y emprender el seguimiento para, desde la fidelidad a la Ley y los profetas, y lejos de toda falsedad, poder hacer la confesión de fe: “Tú eres el Hijo de Dios”

2º.- Lo que revela y provoca

Lo primero que está diciendo esta pregunta es que la fidelidad de Natanael –y de los que representa- a la Ley y los Profetas no es fanática. Está convencido de lo que cree con lealtad. No es –como Juan mostrará a lo largo de su evangelio- la mentalidad de los dirigentes judíos y también en gran parte del pueblo dominado por estos, que no admiten más interpretación que la suya. Han convertido la fe en una ideología cobertura de sus intereses. Natanael, y los que representa, no son de estos. Intentan comprender a Jesús y su mesianismo dentro de la fidelidad a su ortodoxia. No tendrán reparo en reconocer en Jesús, el hijo de José, el de Nazaret, al descrito por Moisés en la Ley y por los profetas, el Mesías esperado como rey de Israel. Jesús, para ellos, aparece en continuidad con lo antiguo impulsando una verdadera reforma de las costumbres y de la relajación en la que se vive la Ley. No perciben, en principio, la radical novedad que representa Jesús. Ciertamente ven en él al Hijo de Dios, pero comprendido en las categorías de su ortodoxia: el rey de Israel que representa y cumple la ley y la interpreta en la tradición de los profetas.

Luego reconocerán y vivirán la verdadera identidad de Jesús, ahora no la ven por eso la sorpresa que provoca la pregunta ¿de qué me conoces?. Luego “mayores cosas verás”. Jesús conoce a las personas antes de que le conozcan a Él y a todas las llama por su nombre. Felipe es una mediación para el conocimiento y el encuentro con Jesús, pero antes ya era conocido por Jesús. Lo era desde el vientre de su madre (Sal. 22, 10-11) y antes de la creación del mundo (Ef. 1, 4-5). Y lo veía en su fidelidad al Israel de Dios, el Israel fiel representado en la higuera debajo de la cual estaba. Jesús se fijó en él cuando descansaba como israelita de veras en quien no hay engaño. Natanael no pertenece al judaísmo corrompido, Por eso su adhesión a Jesús le llevará “a ver el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por este Hombre”.

Su reconocimiento y adhesión a Jesús, es el prototipo de la actitud de todos los israelitas creyentes que desde su fe y sus costumbres, se convertirán en seguidores de Jesús y de su mesianismo que, en principio, no coincide con el de ellos. Jesús se lo manifestará en la respuesta queda a Natanael y Felipe, que es quién lo ha llevado a Jesús.

3º.- La respuesta de Jesús

Lo primero que hace Jesús es responder a la pregunta de Natanael manifestando que le conoce en su persona y su fidelidad como ya hemos visto. Pero este conocimiento no es teórico, es experiencial pues nace del amor. No hay ninguna acción divina que no tenga este origen; por eso podemos decir que Jesús conoce porque ama y ama porque conoce. Esto es anterior a cualquier encuentro. Natanael ha encontrado a Jesús porque este le ha amado, se ha fijado en él con anterioridad. Pero, al mismo tiempo lo ama porque lo conoce, este conocimiento – amor es causativo del encuentro y el seguimiento, como lo ha sido de la fidelidad de Natanael a la Ley y los Profetas como preparación para lo que desde mucho tiempo atrás estaba escrito, que el Mesías vendría para “manifestarse a Israel”. Es esto lo que está sucediendo en Natanael que es su figura representativa.

Pero Jesús responde a la concepción que el antiguo Israel tiene del Mesías –que es la de Natanael- con estas palabras “veréis el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por este Hombre”. El cielo no se va a abrir para cerrarse después. En el bautismo de Jesús también se mostrará esta realidad, en el “se posa el Espíritu”, está en Él como la paloma en su nido. Este Espíritu que es el Amor del Padre no viene y va sino que ha descendido quedando el cielo abierto para que nunca se vuelva a cerrar. Y los ángeles subirán y bajarán sobre este Hombre. No suben y bajan por un Hijo de Dios rey de Israel tal y como entendía una mayoría el reino del Mesías hijo de David. No. Lo harán por este Hombre. Es este Hombre quien presencializa a Dios. No será como Hijo de Dios-Rey de Israel sino como Hijo de Dios-Hijo del Hombre. Es en esta Humanidad santa donde Dios ha establecido su reinado para, en ella y por ella, establecer su reino. Será como Hombre como se manifestará a Israel. Por eso los dirigentes de Israel no aceptarán esa manifestación. Que la divinidad descienda –se haga carne- y manifieste el amor-gloría de Dios, les resulta inconcebible. Una manifestación aparatosa de la divinidad si la aceptarían. Pero “en la carne”, en el Hombre y por Él, les parece muy poca cosa para Dios, tan poca que reconocerlo les resultará blasfemo (19,7).

4º.- Quién haría hoy esa pregunta


Todas aquellas personas que, siendo honrados y fieles, al encontrarse con la Palabra de Dios mediante la lectura de la Escritura, la reflexión, la predicación, etc. Sienten como, al acercarse a ella, tienen la experiencia de ser conocidos con anterioridad por el Dios que los ama. Esta misma experiencia se tiene cuando, siendo sinceros y fieles, después de haber hecho un recorrido largo de vida, al echar la vista atrás, descubrimos como Dios ha estado presente dando sentido a nuestro vivir, ayudándonos a evitar peligros, estimulándonos para que ese vivir lo haya sido en la fidelidad y el agradecimiento. Y nos hacemos la misma pregunta ¿de qué me conoces?. Creímos que Dios estaba ausente, desconociendo nuestra necesidad, no escuchando nuestra súplica o negándonos su ayuda. Y resulta que ahora vemos que nos conocía antes porque nos amó primero y descubrimos toda una historia de salvación que es la historia del amor del Padre para con sus hijos a quienes conoce por su propio nombre.

También muchas personas podrían hacer hoy esta misma pregunta porque no se han sentido conocidos ni a través de la fe que han tenido ni de las vivencias religiosas que han experimentado. Les sucede lo que a Natanael y también a los discípulos de Jesús. Tenían una fe, una Ley, una Alianza, una enseñanza profética, unas instituciones religiosas, etc., etc… pero no les satisfacían en lo que habían devenido. Unas porque habían perdido vigencia, otras porque las habían corrompido, otras porque se utilizaban por los dirigentes religiosos y políticos para someter al pueblo y explotarlo, otras…. Y buscaban en su deseo de ser fieles la reforma que les devolviera su autenticidad. Todos ellos por su fidelidad de veras y su carencia de falsedad, eran viejos conocidos de Dios que los había ido conduciendo, sin que ellos lo supieran muchas veces, hacia el encuentro de la manifestación definitiva a Israel.

Hoy muchos se preguntan también lo mismo porque ignoran que son conocidos, que sus fidelidades, contra viento y marea a veces, conducen a la manifestación y cercanía del Dios que los conoce por su nombre y los ama. Su vivencia religiosa, a pesar de sus fidelidades, no les satisface, no les llena, quizá porque son fieles a tradiciones, costumbres, ritos, devociones y prácticas que no conducen ya a quien “los conoce”. Éste es el Hombre y sólo en Él está el cielo abierto y sólo por Él suben y descienden los ángeles.

(1) “Don de Yahveh”. No aparece en las listas evangélicas de los apóstoles.

1 comentario:

Unknown dijo...

En la reflexión de este segundo tema, referido al CONOCIMIENTO, destaco:
1º) Identificación.- Jesús se da a conocer no ya como un continuador de lo antigo, sino como el mensajero de la Buena Noticia.
2º) Nos conoce.- Es su conocimiento - amor el que está en el origen de cada persona.
3º) Lealtad.- La fidelidad de Natanael -y de los que representa- a la Ley y los Profetas no es fanática, pero no percibe la radical novedad que representa Jesús.
4º) Experiencia.- Este conocimiento no es teórico, es experiencial pues nace del amor.Podemos decir que Jesús conoce porque ama y ama porque conoce.
5º) Presencia.- "Veréis el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajr por este Hombre". Es este hombre quien presencializa a Dios.
6º) Nuestra experiencia.- Cuando vemos nuestra propia historia, descubrimos como Dios ha estado presente en ella, dando sentido a nuestro vivir.